En los últimos años, los prebióticos, probióticos y postbióticos han adquirido un papel fundamental en nuestra vida y salud. Se encuentran presentes en una amplia variedad de alimentos como el yogurt o el queso, la kombucha, productos de cuidado de la piel y diversos suplementos alimenticios. Poseen la capacidad de mejorar y fortalecer las defensas inmunológicas, la digestión y la berrera cutánea de la piel. Ahora bien ¿Qué son realmente?
Los probióticos son preparados que contienen microorganismos inofensivos para la salud, previamente identificados y bien definidos. Estos microorganismos están vivos y se encuentran en una concentración suficiente para modificar la microbiota natural del huésped. Tienen la capacidad de establecerse en el nuevo entorno y generar efectos beneficiosos para la salud.
Los prebióticos, por otro lado, son preparados ricos en carbono, aminoácidos, vitaminas, etc, destinados a servir como alimento para las bacterias que ya no forman parte de la microbiota natural del húesped. En otras palabras, funcionan como “combustible” para alimentar a esas bacterias beneficiosas que ya están presentes en nuestro organismo.
Los postbióticos, en cambio, son preparados que incluyen organismos no viables o inactivados. Contienen tanto los metabolitos producidos por estas bacterias durante su ciclo de vida como los restos celulares que dejaron tras su muerte. Sus efectos positivos son comparables tanto a los de un prebiótico, debido a la riqueza nutricional que contienen, como a los de un probiótico, ya que incorporan enzimas, antibióticos y hormonas naturales que las bacterias sintetizaron durante su vida. Además, poseen la capacidad adicional de no alterar en exceso la microbiota, ya que no introducen un microorganismo exógeno.
Estos productos no solo han demostrado su eficacia en la microbiota humana, sino que también son totalmente aplicables a otros seres vivos. Las plantas también albergan su propia microbiota, distribuida en diversas regiones que interactúan con el exterior: el suelo que los rodea, el área alrededor de las raíces, el interior (floema) e incluso en las partes aéreas, como las hojas.
Los microorganismos están presentes en todas partes, y las plantas, a través de señales químicas, eligen aquellos que les otorgan beneficios (simbiosis) para crear una barrera protectora entre la planta y su entorno exterior.
En condiciones ambientales desfavorables, como suelos alterados o carentes de materia orgánica, escasez de agua y nutrientes, y temperaturas fuera del rango óptimo para para el desarrollo del cultivo, la berrera microbiana natural de la planta se ve afectada, aumentando la vulnerabilidad a plagas y fitopatógenos. Además, muchos de estos microorganismos beneficiosos tienen la capacidad de solubilizar fósforos inorgánicos, sales y minerales que en su forma natural estarían inaccesibles para la planta. Esto puede limitar el rendimiento y la productividad. Por lo tanto, es fundamental mantener una microbiota saludable para nutrir, proteger y garantizar la máxima productividad de tu cultivo.
En Herogra Especiales tenemos prebióticos, probióticos y postbióticos al alcance de todos los cultivos. Os recomendamos:
La acción combinada de AMINOFULVAT+TOTEM es la más recomendada para ejercer un efecto simbiótico total, cubriendo las 3P (Prebiótico-Probiótico-Postbiótico).
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No dudéis en preguntar por las compatibilidades para vuestro cultivo y recordad:
¡Cuidad vuestra microbiota!